AMAR EL DINERO, FUENTE DE ABUNDANCIA

          Está mal visto amar al dinero, tal vez porque se confunde amar con poseer, siendo en realidad términos con significados muy distintos. Si amas al agua disfrutas con su libertad, si la quieres poseer termina estancándose y oliendo mal.
            El dinero, entendido desde el corazón, es un maravilloso testigo de nuestro espíritu creador. Su auténtica función es de servir de intercambiador de creaciones. Yo puedo acceder a la obra de otra persona, a la que ni siquiera  conozco, gracias a él. Pero no sólo eso, las monedas, los billetes… pueden ser depositarios de un mensaje de amor… puesto por nosotros en el momento de entregarlos…¿por qué no hacer del pago un acto poético de respeto a la persona que lo recibe?...¿por qué no aprovechar el ir y venir del dinero como un correo mágico donde depositar nuestro amor a la humanidad?. Y aún más atrevido…. ¿por qué no empezamos a sentir con pureza al dinero?
            La auténtica pureza no tiene contrario, porque consiste en mirar desde el corazón, que vive más allá de cualquier dualidad. En nuestra sociedad hay dos cosas que claramente se han apartado de esta forma de mirar: el sexo y el dinero. Ambas tienen mucho en común, son mensajeras de nuestro poder creador. Asusta tanto este poder que durante milenios se ha intentado controlar a las personas, precisamente a través del sexo y del dinero. Ha llegado el momento de vivir ambos desde el corazón, es decir sentirlos en su auténtica esencia, y permitir que sean vehículos de nuestra pureza, de nuestro mirar desde el corazón. La llamada banca ética puede ser un buen ejemplo de cómo el dinero se puede convertir en transmisor de amor.
        Joan Melé, subdirector en España de Triodos Bank, es un representante de esta banca ética. Uno de sus sentires declara abiertamente su posición: “La sangre de la sociedad es el dinero y los bancos deberían hacer de corazón”. Esta frase integra el conocimiento con el amor, sello inequívoco de una auténtica sabiduría. Pero, además, Joan saber explicarse desde el humor, logrando así un encantador acercamiento a las personas que le escuchan. Si te parecen exageradas mis palabras te invito a sentirle en una de sus charlas que lleva el sugerente y atrevido título de: "Espíritu y dinero: la Comunión del Ser Humano y la Tierra",


            Os invito a desplegar lo expuesto aquí con ideas propias. A llevarlo a la acción desde la creatividad de cada uno, sorprendiéndonos los unos a los otros. El próximo billete o moneda que toque vuestras manos sentidlo desde el corazón y llenadlo de amor, poned intenciones en él, mensajes para las personas a las que va a visitar, honrad a todos los creadores que han liberado o van a poder liberar a sus creaciones gracias a su existencia. Purificar el dinero es fácil, tan solo hay que amarlo.
            Si os ha sabido a poco podéis ver una entrevista en vídeo que la publicación balear "Namasté" le hizo a Joan en el siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=v2KRQgIKYTY
            ¿Os interesa profundizar más en el tema...? Podéis hacerlo en la siguiente entrada en la que, entre otras sorpresas, encontraréis una entrevista a Joan Melé que le realizaron en el periódico "La Vanguardia". ¡Felices exploraciones por el territorio de un dinero diferente...de un dinero nutrido desde el amor y, por lo tanto,  lleno de abundancia para todos!:
http://wwwvivencias12.blogspot.com/2011/12/la-sangre-de-la-sociedad-es-el-dinero-y.html



EDUCAR DESDE EL SER, LA MAYOR AVENTURA…

Cuando en mi niñez contemplaba el encabezamiento de la serie “Star Trek” sentía que una gran aventura me estaba esperando. Mientras se veía a la nave penetrando en el oscuro firmamento plagado de estrellas, se oía una voz que me hacía viajar a lo más profundo de mí: “Espacio, última frontera…Objetivo llegar a donde ningún otro hombre ha llegado jamás…” No podía imaginar en aquel entonces el significado que iba a adquirir para mí esa experiencia. El deseo de explorar las maravillas del universo exterior me acercó a la astronomía, y ésta me llevó a estudiar la carrera que la contemplaba: la física. Su rama más innovadora, la Cuántica, me hizo de espejo… mi “nave” dio media vuelta, poniendo rumbo al universo interior. Fue entonces cuando comprendí qué me pasaba al escuchar aquellas mágicas palabras: la nave de mi mente deseaba surcar el universo infinito de mi Ser. La aventura había comenzado…
            Desde ese momento la magia de la vida se desplegó ante mí, algunos lo llaman despertar… Empecé a sentir a las personas desde detrás de su personaje. Cuando las miraba a sus ojos descubría todo su universo interior, estaba lleno de tesoros desconocidos cuyo brillo atraían mi curiosidad. Como maestro significó entrar en una nueva dimensión de la enseñanza. Ya no era el profesor que tenía que enseñarles una materia, me había convertido en un compañero de aventuras, juntos podíamos ir descubriendo esos tesoros… Mi única ventaja era que, debido a mi experiencia, contaba con algunos mapas que mis queridos adolescentes no poseían;  pero dejé bien claro que los tesoros eran suyos. Mi sorpresa fue descubrir que ellos también fueron encontrando mapas que me condujeron a mis propias riquezas. La clase empezó a trascender sus límites físicos y los de las materias impartidas, las mentes llevadas por su curiosidad natural, no impuesta, conseguían “romper la velocidad de la luz”, hecho que el sistema educativo decía que era imposible.
            Este mismo sistema, muy sabiamente, me dejó fuera de juego, permitiéndome llevar mi exploración al universo de la ficción con mi novela: “Veintitrés maestros, de corazón”… había trascendido los límites de una clase para llegar a otros campos más amplios. Sé, desde mi corazón, que lo expuesto en ella es absolutamente posible de realizar,  y quien sienta la obra más allá de las creencias puede experimentar la misma sensación. No es un modelo educativo, ni algo a imitar, es un ejemplo del poder de una educación desde El Ser.
            Educar desde El Ser no es algo que se aprende desde el intelecto, exige primero entrar en contacto con nuestra esencia, lo que somos más allá de la educación que hayamos recibido. Nuestra mente siente su perfume y lo sigue, enamorada de su presencia. Desde nuestro centro, aprendemos a descubrir al otro más allá de cualquier juicio, lo que nos lleva irremediablemente a su admiración. Cuando el maestro siente así a su alumno, la relación educativa se convierte en algo mágico, en un auténtico disfrute mutuo. Jugar y aprender se vuelven uno.
            El sentir, más allá de las creencias, se convierte en nuestro guía. Con la ayuda inestimable de nuestra mente podemos convertirlo en hacer, de esta manera, creatividad y creación se vuelven inseparables, revelándonos como auténticos artistas de la vida.
            Un resultado inevitable de este tipo de educación es que los futuros adultos no necesitarán que nadie supla su autoestima y, de forma natural, buscarán servir a los demás a través de sus dones y potenciales, generando una abundancia como jamás ha registrado nuestra historia.
            ¿Te parece utópico todo esto….? Sólo hay una forma de averiguar si lo es o no: iniciar el viaje.