CREADORES DE DEMOCRACIA

           
        La democracia no es sólo un conjunto de derechos y deberes, es ante todo una creación de todos y cada uno de los ciudadanos. La consecuencia de no tener esto en cuenta es sentirse dirigido y manipulado por los poderes fácticos, que son capaces de adaptarse a cualquier tipo de régimen político.
         Para poder expresar plenamente nuestros potenciales como ciudadanos debemos antes iniciar un proceso de desarrollarlos como individuos; es imprescindible un crecimiento personal para convertirnos en creadores de democracia.
            El hecho de elegir a nuestros representantes no es la esencia de la democracia, pues no nos garantiza ni tener los políticos más adecuados, ni el conocimiento suficiente para hacer una buena elección. Nunca debemos delegar nuestro poder, tan solo las funciones que no podemos realizar por nosotros mismos.
       No es posible actuar libremente sin un conocimiento veraz de los hechos que van construyendo nuestra sociedad. Los medios de información tienen una gran responsabilidad a la hora de seleccionar las noticias y comprobar sus fuentes. Si estudiamos con atención un telediario podremos descubrir como la mirada de los espectadores es dirigida siempre a determinados y reducidos puntos de vista. No se muestra casi nunca las posturas minoritarias, que de esta forma continúan condenadas a seguir siéndolo. Pero el ciudadano no está indefenso, tan solo debe aprender a buscar la información en la red, en vez de esperar en su butaca a que otros la seleccionen por él. La manipulación, consciente e inconsciente-debida a prejuicios invisibles para quien los habita-, puede ser un gran incentivo para convertirnos en creadores de democracia, en vez de esperar que otros lo hagan por nosotros.
            Convertirnos en “creadores de democracia” sería un objetivo muy interesante para nuestras escuelas. Veamos qué opina al respecto José Luis, el profe de "23 maestros, de corazón":

“El adolescente, como el adulto, es, en estos momentos, un ser “desempoderado”,una persona que básicamente no cree en ella. Este es el principal obstáculo educativo. Por esta razón, las democracias actuales lo son sobre el papel, pero no de hecho. Las constituciones que poseemos son magnificas en líneas generales, pero de nuevo, no hay la suficiente fuerza social, para llevarlas a cabo en la vida cotidiana. La autoestima es la base de todo valor democrático, ya que garantiza un plano de igualdad que permite, mediante el respeto, disfrutar de la diversidad de los otros. La escuela debería ser un modelo de democracia en su discurrir diario. No deja de ser chocante, ver a mis alumnos mayores de dieciocho años votar en las elecciones de su país, sin haberlo hecho nunca antes en la escuela. Van a votar sin sentirse importantes, porque nunca antes han contado con ellos. El sistema, la mayoría de los profesores, no confían en su capacidad de decisión y diálogo; perdiéndonos la posibilidad de crear ciudadanos plenos. Los colegios deberían, a medida que cumplen años los alumnos, otorgarles cada vez mas poder de decisión sobre su educación; permitiéndoles equivocarse y aprender a asumir sus errores. Sin confianza no hay verdadera educación. Nutrir ayuda a crecer, controlar, desconfiando, introduce el temor, que nos aleja de nuestro propio poder. Los adolescentes necesitan más alimento y menos control. La verdadera autoridad no se basa en el miedo, sino en la plena confianza.”

            No solo la elección de la información forma parte de nuestro poder; hay una  porción del mismo, fruto de la sociedad de consumo, que consiste en decidir qué productos compramos y a quién se los compramos. Cada vez que adquirimos algo estamos apoyando a todo un proceso que lo ha traído hasta nuestras manos. Está claro que la contaminación no existiría sin nuestra participación, lo mismo podemos decir de la explotación de trabajadores en la producción y, llegando aún más lejos, la propia hambre, una lacra mundial  que los obsesionados por aumentar el consumo y la productividad parecen haber borrado de sus mentes, no podría existir sin nuestro apoyo inconsciente, en el día a día, a empresas  y actitudes de nuestros gobiernos.

            Hay ciudadanos que ya están abriendo caminos, aumentando nuestro poder de elección; como los que trabajan en  la creación de empresas del Comercio Justo, la Banca Ética, la Agricultura Ecológica…. Normalmente no salen en los telediarios, aunque probablemente están consiguiendo muchos mejores resultados que los protagonistas habituales de las grandes portadas

            El papel fundamental de una verdadera democracia es crear el clima adecuado para que todos sus miembros puedan alcanzar su pleno potencial como personas. Para ello es imprescindible que cada individuo recupere su  poder y sea soberano de su propia vida; esto requiere todo un proceso personal de empoderamiento. Podemos empezar con pequeñas acciones en nuestra vida diaria y, paso a paso, convertirnos en creadores de democracia… ¿te apetece el reto…?